Con agradecimientos por el “amor” que recibió de los ludovicenses, el vicario emprende un nuevo camino a España.
Amy García
Con la frase: “No es un adiós, es un hasta pronto”, el padre y vicario de la Parroquia San Luis Rey de Francia, agradeció a los ludovicenses el cariño y enseñanzas que vivió en su paso por San Luis de la Paz.
En entrevista para “Círculo Informativo”, recordó que fue a los 8 años en su natal Rincón de Tamayo, Celaya, cuando recibió el llamado de Dios, “el llamado del mero jefe”, expresó con su peculiar estilo, cuando fue monaguillo y con fe y entusiasmo siguió su camino hasta que se ordenó sacerdote el 8 de junio de 2018.
Asimismo, expresó que tras su ordenación, “San Luis de la Paz” fue mi primer amor”, permaneciendo 4 años y 8 meses, relatando que era momento de hacer un cambio, toda vez que el siguiente destino es Barcelona, España para estudiar Teología Litúrgica y posteriormente, Arte Sacro.
El sacerdote reconoció que el cambio le generara dos sentimientos: alegría y nostalgia: “Sí me voy triste, pero dejo un pedazo grande de mi corazón”, expreso, con el deseo de regresar en2 años de visita y agregó: ”Siempre estaré pendiente del pueblo que me ayudó a crecer”.
“Amor”, manifestó el padre Fernando, es lo que lleva del pueblo ludovicenses, con las múltiples muestras de cariño que recibió y destacó: “Nunca vi de la gente malos gestos o mala cara” y brindó el mensaje de continuar con unidad, apoyo mutuo y siempre caminando con fe de la mano de Dios.
De igual forma, explicó que el domingo 5 de febrero estaría celebrando las misas desde las 6 de la mañana, en la Parroquia de San Luis Rey, siendo la de 1:45 para destinada a la despedida y agradecimiento a los ludoviceneses.
Al respecto el presbítero compartió que algunos de sus familiares le acompañarían, como sus padres que habrían llegado en días anteriores para el “docenario de las despedidas”
El vicario compartió que a su padre le gusta el municipio, porque reconoce y disfruta de la participación de la gente en la eucaristía y los sacramentos, una característica propia de los pobladores.
Por otra parte, agradeció el apoyo de su familia, del Señor obispo Benjamín Castillo Plascencia porque fue quien le asignó San Luis de la Paz, sin saber que iba a caer en un lugar con gente tan cariñosa, además de agradecer a los demás sacerdotes con quienes tuvo la oportunidad de compartir su estancia.
También agradeció “a Dios por los beneficios de dar lo mejor para el pueblo que se nos ha encomendado y eso haré el domingo”.
Y para concluir y en muestra de su nobleza, pidió perdón y disculpa a aquellos que se pudieron sentir ofendidos con algún mensaje emitido, agregando que su intención fue dar lo mejor e inculcar el amor a Dios.